Bueno, ¿qué decir del qué fue el viaje de nuestra vida? La verdad es que lo aprovechamos al máximo… Comenzamos con Nueva York y los rincones más característicos de la cuidad. El tour de contrastes es una excursión que cualquier turista tiene que hacer, en menos de un día ves lo diverso que puede llegar a ser la ciudad de los rascacielos. Las tardes las aprovechamos al máximo haciendo turismo a nuestro aire siempre con las recomendaciones de la guía elaborada por la agencia. Estuvimos apenas cuatro días pero exprimidos al máximo, eso si, necesario comerse una pedazo de hamburguesa en Shake Shack o un perrito en cualquier calle de la ciudad.
Después seguimos con una visita que nos impresionó muchísimo más de lo que esperábamos. Washington, Philadelphia… y la gran desconocida para nosotras … CANADÁ. Una país que nos fascinó y en el que comenzamos viendo las fascinantes Cataratas del Niágara. Sin duda alguna, una de los lugares que hay que visitar alguna vez en la vida. Eso sí, evitar subir al barco con cámaras fotográficas sin protección, no hagáis caso a los guias pues nuestra cámara se ahogó solo con el agua que nos cayó, ¡¡que no era poca!!
Para finalizar, terminamos en las magníficas playas de Riviera Maya. Descanso aunque también aprovechamos para seguir haciendo algo de turismo y conocer la cultura y la zona. El Hotel Bahía Principe no le faltaba detalle aunque las playas, en la temporada en la que estábamos, tenían bastantes algas.
Un viaje que repetiríamos sin duda, ¡¡aunque ya estamos pensando en los próximos destinos!!
