Somos una pareja a la que nos apasiona conocer nuevos lugares y siempre que podemos hacemos una pequeña escapada… aunque en este caso, no ha sido precisamente pequeña.
Era un viaje que ambos anhelábamos desde hace muchos años y para que todo saliera bien teníamos que dejar el viaje en manos de profesionales, en los cuales pudiéramos confiar 100 %… y huelga decir que todo salió perfecto.
Fue una Semana Santa entre rascacielos, perdidos en la inmensidad de Nueva York, un viaje sin tregua desde el primer día donde hicimos una excursión de contrastes, en la cual, visitas los distintos distritos de la ciudad y compruebas las enormes diferencias entre ellos, es bastante recomendable. En los días siguientes visitamos tanto el Empire State como el Top on the Rock, ambos a última hora de la tarde para ver anochecer desde las alturas y comprobar la magnitud y la belleza de la ciudad.
Seguimos con Times Square con su espectáculo perpetuo de pantallas y luces, el musical de King Kong en Brodway, los barrios de China Town y Little Italy, Dumbo, Brooklyn Bridge, recorrer en bici Central Park y hacer un pequeño picnic entre sus jardines, la Estatua de la Libertad… y entre tanto bullicio y rascacielos, dejamos un día para un muy recomendable viaje a la capital, Washington DC, donde conocimos sitios tan emblemáticos como el Capitolio, la Casa Blanca o el monumento a Lincoln y terminando con la que para mí, es la mejor vista del Skyline de Nueva York. Un viaje que no olvidaremos jamás y totalmente recomendable.