Mis amigos y yo queríamos hacer un viaje tras la gran amistad que hemos creado durante la residencia médica en el Hospital de Jaén durante 4 años, en el que pudiésemos disfrutar de la visita a una ciudad y compaginarlo también con buenas playas. Finalmente nos decidimos por visitar Cuba, destino que los 11 viajeros teníamos muchas ganas de conocer.
Salimos desde Madrid con la compañía Evelop, vuelo que se nos pasó muy rápido debido a la gran ilusión que teníamos de llegar. A destacar sobre esta compañía es que sus comidas principales no fueron demasiado buenas, aunque el snack que nos dieron como merienda/cena (compuesto de embutido español) no estuvo nada mal.
A la llegada a La Habana nos esperaba la agencia local que nos llevaría hasta el Hotel Inglaterra, en pleno centro de la ciudad. Antiguo hotel colonial muy acogedor, sus habitaciones eran muy amplias y limpias. Nos encantó su ambiente, diariamente desde la tarde hasta bien entrada la noche, había conciertos de música típica cubana en la zona exterior del hotel. Los desayunos eran variados, y nos sorprendió gratamente ya que en Cuba esperábamos menos variedad. Al siguiente día fuimos de excursión al parque de Viñales. Comenzamos en la plantación de tabaco que se nos hizo muy amena e instructiva, ya que nos explicaron todo el proceso de plantación, recogida de la planta de tabaco y elaboración artesanal de los puros habanos. Esta finca se llamaba Finca Macondo. Posteriormente, junto a la finca, había otra pero de café, donde nos explicaron el mismo proceso pero para la elaboración de café (arábico). Luego nos desplazamos a ver una de las zonas más bonitas del parque, en la cual nos subieron en una barca y vimos una gruta. Más tarde nos desplazamos a un restaurante con comida típica cubana, y estuvo muy bien. Por último, nos llevaron a contemplar unas vistas del parque y al mural de la prehistoria, impresionante por su tamaño y colorido. A la vuelta de la excursión, cenamos en el Chanchullero (muy recomendable) y tomamos el típico daikiri en La Floridita.
A la mañana siguiente comenzamos con una visita guiada (free tour) en la que recorrimos todo el centro histórico de La Habana, visitando como monumento principal la Catedral. Por la tarde tomamos café en la plaza vieja y un mojito en La Bodeguita del Medio, y seguimos paseando por las calles del casco histórico con tan grato encanto. Cenamos en el D’Next, restaurante de comida rápida que estaba bastante bien. Por la noche fuimos a ver un espectáculo de música cubana en la Casa de la Música.
El último día en la ciudad visitamos el Capitolio por la mañana, y luego fuimos a almorzar a un restaurante del mismo grupo que el del Asturianito (justo en el mismo bloque, con comida de calidad y buen precio). Por la tarde fuimos a echar un paseo por La Habana vieja de nuevo y además contratamos tres coches (almendrones), dando una vuelta por toda la ciudad, yendo a la Plaza de la Revolución, Plaza de John Lennon y el malecón, y subimos hasta ver al Cristo de La Habana y disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad al atardecer. A última hora de la noche, fuimos a ver el cañonazo real en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
La siguiente parte del viaje fueron 3 días en el Cayo Santa María, en el hotel Meliá Cayo Santa María. Se suponía que el hotel era de 5 estrellas, pero en realidad el trato, la limpieza y las instalaciones no se corresponden con ello; aunque sí es cierto que disfrutamos mucho porque las playas son maravillosas y realmente no estuvimos mal en el hotel. Con respecto a la comida, la variedad es la misma en toda Cuba: carne de res, carne de pollo, arroz con frijoles, plátano frito y yuca como alimentos estrella, aunque también podías encontrar pescados, pastas, verduras…
pero nada que ver como los hoteles 5 estrellas que estamos acostumbrados en España.
Cabe resaltar la excursión que realizamos en catamarán, donde nos llevaron a hacer snorkel en un sitio maravilloso donde pudimos disfrutar de una gran variedad de peces y corales, para luego llevarnos a una playa virgen, previo paseo por el mar disfrutando de bebidas y aperitivos que los tripulantes nos ofrecieron.
Disfrutamos de un viaje estupendo al que recomendamos a todo el mundo ir, siempre y cuando tengan en cuenta las limitaciones que hay en la isla. Ni el servicio, ni los hoteles ni la variedad de comida serán tan buena como en otros destinos. Lo que sí merece mucho la pena es visitar la ciudad de La Habana, ciudad única con un encanto especial.