Contratamos “Nueva York+Joyas del Este” y los 11 días y 9 noches se nos quedaron cortos. Con Juan nos resultó todo muy fácil, la atención personalizada y comunicación fueron excepcionales, estuvo muy pendiente de nosotros durante todo el viaje.
Es cierto que Manhattan es la ciudad que nunca duerme, con sus calles llenas de gente desde primera hora de la mañana; por la noche Times Square se vuelve mágico, sus luces lo iluminan todo. Hay tantos sitios para visitar que lo mejor es llevar un itinerario para ver lo máximo posible. Los hoteles donde estuvimos alojados eran cómodos y limpios, un poco anticuados pero lo mejor que tenían era su buena ubicación. A ver, estando en Manhattan solo vas al hotel para dormir. Elegimos el metro para desplazarnos rápidamente, no queríamos perdernos nada. Por recomendación de Juan, hicimos la excursión “Contrastes” (yo quería la de “Alto y Bajo Manhattan”, menos mal que le hice caso). Fue muy interesante, el guía nos explicó durante todo el recorrido lo más relevante de los distintos distritos, esa fue la mejor manera de poder visitarlos. En Manhattan no pasas hambre, además de restaurantes tienes en cada esquina y en cada acera food trucks y carritos con distintos tipos de comida para todos los gustos. En cuanto al idioma, allí se habla inglés y punto!! Encontramos a algún dependiente que entendía español, pero eran los menos.
A los 4 días de llegar a Manhattan comenzamos el circuito “Joyas del Este”, nuestro primer destino fue Washington. Allí hay mucho que ver y tienes que darte prisa. Los museos Smithsonian los cierran a las 17:30 h. y vale la pena entrar, además su entrada es gratuita. Nuestro siguiente destino fueron las Cataratas del Niágara, es un espectáculo digno de ver. Lo primero que hicimos al llegar fue subir al barco Maid of the Mist que nos dio un paseo por las cataratas, ¡¡menuda experiencia!! Nuestro último destino fue Boston. Además de todos los lugares interesantes que tienes que ver, si eres amante de las compras Boston es tu destino. La guía del circuito nos ofreció la posibilidad de hacer un tour de compras y nos llevó a unos Outlets. Nos comentó que en Boston se pagan menos impuestos y las compras son más provechosas. Mis hijos se lo tomaron al pie de la letra y llenaron una maleta.
Los hoteles del circuito fueron más amplios, cómodos y prácticos que los de Manhattan. Además de plancha, también tenían microondas y nevera. Durante el circuito pasamos muchas horas en el bus, pero no se hicieron pesadas, cada dos horas paraban para que nos tomásemos algo o estirásemos las piernas y si mis hijos no se quejaron fue porque eran llevaderas.
Terminado el circuito, regresamos a Manhattan y aprovechamos el tiempo que nos quedaba para visitar lo que no nos había dado tiempo y al día siguiente volvimos a España con la sensación de saber que este viaje no va a ser el último que hagamos a la ciudad de los rascacielos.