Estados Unidos es un país increíble y repleto de paisajes espectaculares, pero sin duda hay uno de los que más nos ha sorprendido y dejado sin palabra es Parque Nacional de Monument Valley.
Hoy, en Viajando por América, os invitamos a adentrarnos con nosotros en este singular paraje situado en la frontera sur de Utah con Arizona. Un valle de una belleza sin igual situado dentro de una reserva de auténticos indios navajo al que llegamos a través de la Route 163 y que a su vez es uno de los parques nacionales de USA con más encanto…
A primera vista el Valle nos resulta un tanto familiar, su arena roja, formada en su mayor parte por óxido de hierro y sus curiosas formaciones montañosas, nos traen a la memoria muchas películas famosas que se han rodado en este singular escenario como “Regreso al Futuro III”, “Licencia para matar” o “Thelma y Louis”.
A pesar de su apariencia casi desértica, en Monument Valley hay muchas cosas que ver y explorar. Y por supuesto no os preocupéis por el calor, aunque parezca un lugar como decimos “desértico” no suele hacer demasiado calor y las temperaturas rara vez superan los 30 grados, a veces incluso nieva!
Lo primero que tenemos que saber es que no se trata de un Parque Nacional como podríamos pensar sino de un Parque Tribal de la nación de los indios Navajo.
Nuestra visita, una vez que entramos en el Parque y pagamos la entrada, comienza por el Centro de Visitantes, aquí hay un espectacular mirador que nos dará una imagen bastante completa y sorprendente del Parque, os recomendamos que nos os perdáis bien el amanecer o bien la puesta de sol desde este mirador, una de las cosas que más nos gustó fue precisamente ver el sol esconderse por detrás de estas formaciones.
La visita se puede hacer con nuestro propio coche, pasando tranquilamente y a nuestro ritmo entre los monumentos del parque, ahora bien, hay que tener en cuenta que son caminos de arena y que la velocidad deber ser más bien moderada, dependiendo del recorrido que hagamos podemos tardar entre 1 y 3 horas.
Si queremos ir un poco más relajados podemos apuntarnos a las visitas guiadas que el propio parque organiza, estas visitas están bastante bien y en su mayoría el guía es un propio indio navajo del Parque, por lo que ya de por si es una experiencia bastante interesante ya que siempre cuentan cosas de su cultura y de su civilización y es una manera amena de llevarnos un poco de “culturilla” americana a casa. Hay diferentes tipos de tours, en función de la distancia o kilómetros que queremos recorrer, si queremos hacerlos en jeeps o 4×4, incluso hay tours que nos llevan a sitios estratégicos para ver hermosas puestas de sol, cualquiera de ellos es una excelente opción.
Si queréis quedaros a dormir en el Parque para continuar vuestra ruta por el oeste de USA al día siguiente, hasta el Gran Cañón como hicimos nosotros por ejemplo, el Parque nos ofrece varias opciones de hoteles. Nosotros optamos por el Hotel The View, situado a la entrada del Parque, junto al centro de Visitantes, y la verdad fue un gran acierto por varias razones. En primer lugar en el mismo hotel puedes reservar las excursiones, por otra parte las vistas son impresionantes, y además si a esto le añades que las habitaciones cuentan con una encantadora terraza exterior en madera donde relajarte después de un largo día de viaje la combinación es perfecta.
Nosotros decidimos cenar igualmente en el hotel, una cena típica navajo que básicamente consistía en taco navajo, una especie de asado navajo, pan navajo frito con miel y otras especialidades que el chef, un indio navajo originario de la zona, nos recomendó cuando llegamos al restaurante, todo estaba delicioso.
Y con la luz del sol ocultándose entre la Roca del Camello y las Tres Monjas nos fuimos a dormir pensando en la inmensa paz que te invade cada vez que visitas un lugar así, 372.000 kilómetros cuadrados donde cada día, desde hace siglos, la naturaleza caprichosa da forma a estas singulares construcciones.